viernes, 15 de noviembre de 2013

De bendiciones... y 7 meses.

"Cuando un hijo se inclina delante de su padre y éste le da su bendición, ambos se incorporan a la corriente de la vida y se someten a ella.
 El gesto del padre de bendecir a su hijo va mucho más allá de su simple relación interpersonal: de hecho, es todo el linaje que, a través del padre, reconoce al hijo".  Bert Hellinger.

Si hay algo que siempre recuerde de mi niñez, es la de pedir bendición, decir Sea papá, Sea mamá. Y ya de grande seguir pidiendo el Sea, y dar también yo como respuesta al: Que Dios te bendiga.
Recuerdo como se extrañaban los mirones y conocidos cuando te pedía bendición. Y que bien me sentia al recibirla. Alguna vez en el sanatorio, luego de la acostumbrada bendición antes de entrar a la diálisis, cuando me senté a esperar por vos, una señora que estaba observando me habló, me dijo que le sorprendía y le agradaba ver esa manera de tratarnos, de querernos, de respetarnos. Yo extraño, mucho, ese momento de bendición. El momento que me empoderabas y sonrerías. Y, cuando la tristeza me rodea se me viene siempre la imagen de cuando te ibas a la jornada de diálisis con Nelson y me bendecías sonriente. Fue la última vez que respondiste a mi SEA de esa manera. Hoy, después de 7 meses que te fuiste sigo pidiéndote bendición. Te extraño papá, me extraño. Te quiero. Sea papi churro.