jueves, 10 de enero de 2013

Leer... leer



Desde que tengo uso de razón, he visto a mi viejo leyendo...
Cuando chica, lo veía perderse en las hojas del periódico mañanero. La impresión que guardo de eso es que la "sábana de papel" lo envolvía todo. Solo sus manos y sus pies se salvaban de esto.
Aprendí a leer a los 4 años. El me enseñó. Es que me metía entre el diario y´mi padre. Me pasaba mirando el papel con "dibujitos" y a él. No tuvo más remedio que enseñarme lo mágico de las vocales, las consonantes... lo mágico de leer.
Hoy día cuando va a su terapia renal, va con algo para leer.
No se si sus compañeros de terapia lo envidian o no, por estar las horas que dura la terapia sólo leyendo. Lo que si creo es que leer lo retrae de ese momento, como defendiéndole de la realidad que vive por 4 horas en un sillón casi reconfortante...

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